La cuarta ola, los problemas de Salud Mental. Los efectos negativos de la pandemia y la Covid en la población.
Los efectos psicológicos de la pandemia ya que están observando en consulta, pero esto aún no ha acabado. Es por eso que, los expertos ya hablan de una cuarta ola enfocada a los problemas de salud mental que nos dejará la pandemia y la covid-19.
Este último año no ha sido nada fácil, y es que seguimos inmersos en una pandemia que aún no sabemos cuándo terminará.
En consulta, ya se están observando las consecuencias psicológicas de la pandemia. Y es que, muchos ya están hablando de la fatiga pandémica. Se refieren a este concepto como el desgaste emocional causado por los efectos de la pandemia. Y es que, entre las consecuencias psicológicas más frecuentes que está provocando la covid-19 se encuentran el aumento de los síntomas de ansiedad y depresión.
En un estudio realizado por el consejo general de psicología de España (COP) titulado ‘Malestar psicológico derivado de la COVID-19 en la segunda ola’ señalan que “uno de cada 3 españoles tiene síntomas relacionados con la ansiedad” y también que “uno de cada 4 españoles presenta síntomas relacionados con la depresión grave o moderada por la COVID-19“.
Se refieren a depresión grave o moderada como uno de los efectos más frecuentes encontrados a consecuencia de la pandemia, a lo que, además, se suman los constantes cambios y las múltiples situaciones estresantes que estamos afrontando.
Por un lado, muchas personas siguen confinadas, en mayor parte población mayor. Y esto, ha hecho que el contacto que tenían antes se vea muy restringido, salgan poco y hayan cambiado hábitos de vida saludables como salir a dar un paseo, por quedarse en casa con miedo hacia lo que les puede llegar a ocurrir.
Entre los factores de riesgo para los trastornos depresivos podemos encontrar algunos como: ser mujer, menor de 40 años, estudiante, bajo nivel educativo, vivir en la ciudad, soledad o aislamiento, mala salud física o psicológica, preocupación extrema, sin hijos, en situación de paro, estar sobreexpuestos a noticias sobre la pandemia y haber sufrido un periodo de confinamiento prolongado.
No obstante, el aumento más significativo los estamos encontrando en los síntomas y trastornos de ansiedad. Concretamente, encontramos un aumento significativo del trastorno de pánico con y sin agorafobia y del trastorno obsesivo-compulsivo. Siendo los factores de riesgo similares a los mencionados anteriormente: alta exposición a noticias sobre la pandemia, periodo de confinamiento prolongado y estar en contacto con algún afectado.
De hecho, la situación que vivimos está llena de incertidumbre, lo cual alimenta los síntomas de estrés y ansiedad. Y es que, cada día vivimos con la incertidumbre de saber si habrá nuevas limitaciones, cambios en nuestros puestos de trabajo, reducciones de salario, aislamiento de familiares, contagios cercanos, etc. En resumen, una serie de factores que psicológicamente hace que aumenten nuestros niveles de cortisol en sangre, aumentando el estrés, aumentando nuestros niveles de tensión y alerta, provocando alternaciones en nuestros ritmos circadianos y por tanto, problemas de insomnio e incluso de estado de ánimo.
Puedes leer algunas recomendaciones para gestionar la incertidumbre provocada por la covid en este enlace (gestionar la incertidumbre en tiempo de coronavirus).
Podemos concluir, por tanto, que la pandemia ha generado un aumento de ansiedad y depresión en la población. Aunque desconocemos aún las causas de este incremento, ya que no existen estudios que lo confirmen, podemos enumerar algunos de los motivos que podrían estar detrás de este aumento significativo de la aparición de estrés, ansiedad o depresión. Por ejemplo, el haber pasado el virus, las repercusiones directas de la infección, el duelo por pérdida de familiares y amigos, desempleo, medidas de confinamiento, incertidumbre económica o aislamiento social.
Y es que, como ya venían alertando desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), que señalaban que en 2030 los problemas de salud mental serían la primera causa de discapacidad en el mundo, además, el COVID-19 tendrá un fuerte impacto sobre la salud emocional y mental de la población, pues ha contribuido a empeorar el bienestar mental y emocional de la mayoría y, esto, se traduce en cifras alarmantes de trastornos mentales.
Esto, provoca que nos enfrentemos a una sociedad emocionalmente herida y rota. Efectivamente los problemas de salud mental no son sólo un problema de cada individuo, sino que son un problema social y comunitario, pues generan conflictos a nivel familiar, malestar en la sociedad, bajo rendimiento laboral, dificultades en las empresas, etc. Y esto, es también un problema económico, pues una sociedad dañada es una sociedad muy cara. La pandemia no sólo empeora la situación de personas con patologías mentales previas a la crisis, sino que, conduce a la aparición de nuevas vulnerabilidades o nuevos pacientes. Por tanto, abordar y tratar estas consecuencias tiene un elevado coste económico para todos.
Los expertos apuntan que estos efectos, que ya han comenzado a observarse, durarán años y afectarán a todos los componentes de nuestra salud. Por eso, la importancia de cuidar nuestra salud mental. Dedicarnos tiempo, fomentar nuestros hábitos de vida positivos, realizar actividad física, dormir y alimentarnos bien, sacar tiempo para realizar actividades agradables, fomentar la comunicación y la formación de vínculos positivos, gestionar nuestras emociones y fomentar los pensamientos positivos nos ayudará en este proceso. Si quieres leer algunas recomendaciones más específicas puedes acceder a nuestro blog de autocuidado emocional o a las recomendaciones psicológicas para gestionar de manera saludable el confinamiento.
Si piensas que estás experimentando alguna de estas consecuencia y te sientes desbordado por la situación, no dudes en pedir ayuda y acudir a terapia psicológica.