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PAUTAS PARA LA VUELTA AL TRABAJO PRESENCIAL EN LA DESESCALADA

Muchas personas están experimentando miedo y ansiedad ante la vuelta al trabajo presencial, por lo que es indispensable seguir las recomendaciones para llevar a cabo una reincorporación al trabajo saludable.


Actualmente, vivimos una crisis sanitaria a nivel mundial. Cuando hablamos de gestión de crisis, en términos psicológicos, podemos diferenciar 4 fases:

  1. Fase de impacto: ocurre aquello que provoca la crisis (llegada del COVID-19 y aumento rápido y significativo de los contagios).
  2. Fase de afrontamiento: nos damos cuenta de cómo cambiará nuestra vida (nos recomiendan distancia social, máxima higiene y precaución al estar en sitios públicos, uso de mascarillas, fomentar el teletrabajo, evitar contactos con población de riesgo, etc.).
  3. Fase de recuperación: en la que intentamos adaptarnos a la nueva forma de vida (volver al trabajo presencial, iniciar contactos sociales con máxima precaución, salidas de casa, etc.).
  4. Fase de resolución: encontramos un sentido a todo lo ocurrido.

Se avecinan semanas difíciles. Comenzamos la fase 1 de la desescalada. Hasta ahora, nos habían pedido quedarnos en casa, y con más o menos dificultad, hemos sobrellevado esta situación. Sin embargo, ahora nos toca la parte difícil, volver a la rutina, reincorporarnos al trabajo, volver a una nueva normalidad social, pero conviviendo con el COVID-19.

Para muchos, el confinamiento supuso una situación difícil de gestionar, llegando a experimentar ansiedad y miedo. Sin embargo, es muy probable que esas personas llegaran a acostumbrarse e, incluso, a sentirse mucho más seguras en casa que fuera de ella. Justo esas personas, son las más propensas a desarrollar “el Síndrome de la cabaña”. No se trata de un trastorno psicológico, sino más bien, de un efecto psicológico que se puede dar como consecuencia de un confinamiento prolongado (más de 50 días), como es nuestro caso en España. Entendemos por el “síndrome de la cabaña” aquellas reacciones de miedo por salir de casa, salir a la calle, entrar en contacto con otras personas fuera de casa, miedo a realizar actividades cotidianas como trabajar fuera de casa, usar el transporte público, etc. Y es que, nuestras casas se han convertido en una cabaña, en un refugio donde nos sentimos seguros de esta nueva amenaza, el COVID-19, y nos produce malestar el hecho de saber que tenemos que abandonarla y exponernos al peligro.

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Por tanto, durante esta fase, será normal que aparezcan preocupaciones, malestar, incertidumbre, ansiedad y miedo. El miedo es una emoción básica y normal que suele aparecer ante situaciones amenazantes. Se trata de una respuesta adaptativa que activa nuestro sistema de alerta para ponernos en marcha con más eficacia y así poder enfrentar o escapar de la situación amenazante. Sin embargo, cuando ese miedo es excesivo o se presenta en situaciones no peligrosas, puede bloquearnos y hacernos gestionar ineficazmente la situación.

En estos momentos que vivimos, con la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, es normal sentir todas las emociones comentadas anteriormente. Si lo gestionamos bien, puede ayudarnos a afrontar con eficacia la situación, pero si perdemos el control y nos dejamos llevar de modo irracional por dichas emociones, puede llegar a provocarnos un malestar mayor que el propio virus.

Nuestra reincorporación al trabajo presencial vendrá llena de cambios que iremos asumiendo. Así pues, deberemos convivir con estrictas medidas de higiene, distanciamiento y seguridad que pasarán a formar parte de nuestra nueva normalidad y de la rutina de nuestro entorno laboral. Sin duda, el 2020 marcará un antes y un después de nuestras pautas de conducta.

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Por ello, os dejamos una serie de recomendaciones que ayudarán a gestionar la vuelta al trabajo presencial:

  1. Si todavía no te has incorporado, intentar hacer alguna salida de casa poco a poco, aumentando progresivamente el tiempo que pasas fuera.
  2. Conocer las nuevas pautas y medidas instauradas por la empresa (higiene personal, distanciamiento social, horarios y turnos de trabajo, higiene en nuestro material de oficina, etc.).
  3. Mantener una comunicación fluida entre personal y responsables.
  4. Evitar, en la medida de lo posible, el uso de materiales compartido.
  5. Evitar espacios comunes y reducidos como los ascensores. Optar por las escaleras cuando sea posible, y cuando no, compartirlo con una persona como máximo.
  6. Gestionar el miedo durante la jornada laboral. Haciendo uso de dichas medidas de seguridad, estaremos en disposición de focalizar nuestra atención en la realización de nuestro trabajo y dejar atrás la emoción de miedo.
  7. Cuando lleguemos a casa, seguir las pautas de higiene recomendadas para la desinfección.
  8. Introducir cambios progresivos en el ritmo y rendimiento laboral. Así pues, tendremos que evitar la sobrecarga de tareas el primer día. Conviene comenzar con una pequeña recapitulación de lo que se tiene pendiente, priorizar lo urgente y, si es posible, empezar por las tareas más gratas.
  9. Procurar que los primeros días de la vuelta al trabajo sean muy agradables. Para ello, es fundamental mantener una actitud y autodiálogo positivo (tengo un trabajo, es maravilloso, estoy satisfecho, voy a mejorar, etc.), evitando autodiálogos negativos (como “yo no debería estar aquí”, “seguro que por venir a trabajar me contagio”, “seguro que por mi culpa los demás enferman”).
  10. Mantener una actitud positiva y proactiva, entendiendo que las emociones negativas y las molestias mencionadas son normales y pasajeras.
  11. Detectar la negatividad. El autodiálogo negativo nos predispone a sentirnos más agobiados y a ser pesimistas con respecto a la reincorporación. Por eso, algo que puede ayudarte mucho es hacer una selección de todos aquellos aspectos positivos de tu puesto de trabajo: qué te provoca satisfacción, qué te genera emociones positivas, qué ventajas y beneficios te aporta el poder trabajar, qué variables o características son especialmente buenas, etc. No se trata de que te autoengañes, contándote que te gusta algo que te disgusta, más bien es entrenarte durante unos días en identificar y subrayar lo que sí te es favorable, para que poco a poco el autodiálogo positivo gane espacio al negativo.
  12. Fomentar hábitos positivos (comunicación, diversión, ocio, risas, sentido del humor, deporte, etc.).
  13. Evitar los excesos (comidas en exceso, abuso de café, alcohol y tabaco, etc.).
  14. Por otro lado, tener un sueño reparador es esencial para que tu cuerpo ayude a tu mente a afrontar la vuelta. Procura unos días antes de volver a incorporarte a tu trabajo, comenzar a tener una rutina de sueño en cuanto a horarios lo más semejante a la que vas a tener cuando trabajes.
  15. Mantener unos horarios regulares, tanto durante el día, como en las horas de acostarse y levantarse. De esta forma, será más fácil adquirir unos hábitos de sueño saludables y dormir las horas suficientes para mantener la energía.
  16. Mantener una buena alimentación y seguir una dieta equilibrada para intentar compensar los posibles excesos de la cuarentena. La alimentación debe ser ordenada, rica en frutas, verduras y cereales, y pobre en grasas y azúcares.
  17. Practicar deporte. Practicar alguna actividad aeróbica, durante al menos 45 minutos, 2 o 3 veces por semana. El deporte te permitirá liberar endorfinas, al tiempo que tu mente desconecta de las preocupaciones para focalizar la atención en la ejecución de la actividad, y a su vez provoca que el estado de ánimo mejore y que la inapetencia se reduzca.
  18. Mantener el contacto con los amigos y dedicar tiempo a los familiares hacen más llevadera la vuelta a la rutina y ayudan en el adecuado proceso de readaptación.
  19. Fuera del trabajo es también importante reservar tiempo para nosotros mismos y destinarlo aquellas actividades de ocio que nos gusten y así despejar la mente.
  20. Buscar nuevas metas y proyectos, así como marcarse nuevos objetivos ya que todo ello contribuye a estar motivados y tener una buena actitud ante el trabajo.

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No obstante, para recibir pautas más personalizadas, siempre nos queda el tratamiento psicológico individualizado.

A continuación, os dejo un enlace donde podréis acceder a material para trabajar alguna de las pautas señaladas anteriormente.

material vuelta al trabajo desescalada.pdf