EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL (SAP)
Cuando atravesamos una separación o divorcio, nuestros hijos pueden comenzar a criticar, desvalorizar y rechazar de forma desproporcionada e injustificada a uno de sus progenitores. Este tipo de actos pueden romper vínculos familiares sólidos.
Por desgracia cada vez son más los padres que acuden a consulta para solicitar ayuda para recuperar la relación con sus hijos, quienes describen como alguien que no reconocen, ya que de forma repentina, sus hijos comienzan a adoptar una serie de actitudes hostiles hacia ellos, caracterizado por desprecio, insultos, cuestionamientos, ira, rabia, excusas para no estar cerca de ellos o de sus familiares allegados y todo ello realizado desde una frialdad inapropiada a su comportamiento habitual. Este tipo de expresiones suele darse hacia uno de los progenitores y puede constituir el conocido Síndrome de Alienación Parental (SAP).
Cuando ocurre una ruptura de pareja con hijos en común, no siempre se realiza de forma amistosa, y los hijos suelen ser los grandes afectados en estos procesos. Desafortunadamente, en ocasiones, uno de los padres manipula a sus hijos (progenitor alienador) para que rechacen, desprecien o se rebelen en contra del otro (progenitor alienado) con el fin de destruir el vínculo y/o conseguir beneficios económicos, relacionales, más estatus poder, sin importar las consecuencias emocionales que puedan tener sobre sus hijos, cuando estos son los menos culpables de la separación o ruptura, causando así problemas en la interacción parentofilial, problemas intrafamiliares y problemas psicológicos tanto en los hijos como en el progenitor que recibe el impacto de tal manipulación.
¿Qué es el Síndrome de Alienación Parental (SAP)?
La expresión Síndrome de Alienación Parental, SAP en adelante, fue utilizada por el psiquiatra Richard Gardner en 1985, y se refiere a la situación que se produce en rupturas matrimoniales en la que uno de los progenitores programa al hijo de la pareja para que rechace al otro. Según la definición de José Manuel Aguilar Cuenca (autoridad y pionero en el estudio del SAP en la lengua castellana) es “un síndrome caracterizado por el conjunto de síntomas que resultan del proceso mediante el cual un progenitor transforma la consciencia de sus hijos, mediante estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que se debería esperarse de su condición” ( Aguilar, 2013). La característica más relevante de esta problemática relacional es que el rechazo injustificado del hijo surge como resultado de una campaña de desprestigio, injurias por parte del progenitor alienador, argumentos y actitudes que el hijo interioriza iniciando por sí mismo los ataques al otro progenitor, hasta que finalmente rompe el contacto con él (Aguilar, 2013).
¿Cuáles son las señales del SAP?
Campañas de injurias y desaprobación del progenitor alienado
La persona alienadora no tiene reparos en denigrar a través de expresiones verbales ofensivas, conductas encaminadas a restar autoridad al otro delante de sus hijos. Ante estas situaciones, los niños suelen no formar parte de ello, mostrándose imparciales, pero al tratarse de una campaña sistemática y repetitiva de presión emocional, estos niños acaban interiorizando esa imagen negativa del otro progenitor. De esta forma, el progenitor alienado pasa a ser un enemigo a combatir y derribar, adoptando así un frente común sólido. Poco a poco estos niños comienzan a construir razones justificadas para cuestionar o retar al otro progenitor.
Justificaciones débiles, frívolas o absurdas de desprecio
Los hijos comienzan a expresa desprecio y como argumento utilizan temas del pasado, momentos de crisis de la relación, exageraciones del carácter y personalidad del progenitor alienado, y comienzan a adoptar posturas desafiantes ante normas que antes aceptaban, empleando justificaciones descontextualizadas para no cumplirlas. Las emociones que acompañan a sus respuestas suelen ser de ira y enfado con una rotunda convicción incluso está dispuesto a defender su criterio mediante la violencia. Con el paso del tiempo puede aparecer falta de contacto visual, distancia física, emplear tecnología para aislarse (auriculares, móvil, videojuegos, etc.).
Ausencia de ambivalencia en los sentimientos de odio
El hijo que está siendo alienado, muestra un odio sin tener sentimientos encontrados, sin dudas, ni fisuras. No muestran ninguna señal de remordimiento, ni de misericordia ni de empatía hacia el progenitor que rechaza. Se convierte en protector de todo lo bueno y justo del progenitor alienador, mientras que el progenitor alienado se convierte en la personificación de todo lo malo, lo negativo, lo injusto y lo peligroso.
Autonomía de pensamiento o fenómeno del “Pensador independiente”.
Los hijos comienzan a afirmar y defender que su conducta de rechazo, menosprecio o de hostilidad son de su propia elaboración y que no hay interferencia del otro progenitor. Es este punto ya comienza a ser muy difícil distinguir las ideas inducidas del otro progenitor de las ideas interiorizadas por él niño.
Apoyo del progenitor alienador
Los niños asumen un rol defensor del progenitor alienado de cualquiera que se atreva a criticar, cuestionar o juzgar al progenitor alienador, valorando cualquier ataque, real o imaginado, como una ofensa a sí mismos. Se observa una gran coherencia de argumentos y emociones acompañado de acciones que pretenden reducir todo el daño que pueda ser causado a la imagen del progenitor alienador, por el terror que sienten a perderlo. En casos más severos, los niños se muestran impermeables aun cuando se enseñan elementos objetivos como fotografías o vídeos que contradigan su argumentación.
Ausencia de sentimientos de culpabilidad
Las conductas de los menores, carece de ideas o sentimiento de culpa hacia el progenitor alienado debido a las agresiones, imagen distorsionada y la inoculación maliciosa de la que es víctima. Comienzan a no mostrar agradecimiento ante detalles o muestras de afectos argumentando que “Es tu obligación”, además comienza a cosificarse al progenitor alienado, pasando de ser “Papá o mamá” a “Ese o esa”, de ser “Mi madre o mi padre” a “ Ese señor o esa señora”. Esta estrategia permite una desvinculación emocional, borrando emociones y afectos que puedan limitar o frenar las conductas violentas llevadas a cabo.
Argumentos y escenarios prestados
Los menores alienados suelen utilizar un lenguaje y expresiones que no se ajustan a su edad, manejando información que difícilmente ha podido obtener por sí mismos o que puedan entender según su edad. Además, muchos afirman recordar hechos cuando eran muy pequeños (incluso siendo bebes) o haber vividos experiencias de las que nunca formaron parte. Si los hijos alienados se encuentran en la etapa de la adolescencia, aparecen acusaciones de violencia física o psicológica, abuso sexual o incluso acoso.
Extensión del odio al entorno del progenitor alienado
Es habitual que el rechazo y odio experimentado se extienda a otros miembros de la familia (tíos, abuelos, primos, etc.) o a nivel de vinculación (nueva pareja, amigos, etc.) con los que previamente tenía lazos afectivos, incluso puede extenderse a hermanos que convive con el progenitor alienado (Aguilera,2013). Si por convenio o ley deben estar con la familia del progenitor alienado, limitan el contacto, no participan en actividades y predomina un gran interés de contactar con el progenitor alienador, para informarle de lo ocurrido alimentando aún más su alianza. También el rechazo se extiende a los espacios, lugares y objetos que puedan estar contaminados emocionalmente y que generan recuerdos agradables con el progenitor alienado.
¿Cómo podemos actuar si nuestro hijo/hija presenta este síndrome?
Notifica al otro progenitor la situación de tus hijos
Hay que comunicar, siempre que sea posible, lo que está sucediendo al otro progenitor, expresar los escenarios de chantaje o desvalorizaciones a los que te enfrentas, y recordarle las terribles consecuencias negativas en el desarrollo psicoafectivo de vuestros hijos. Recordar que lo más importante es el bienestar de vuestro hijo.
Profundiza en la comprensión de la naturaleza del SAP
Busca libros, asiste a asociaciones y busca ayuda profesional que pueda asesorarte; mientras más conozcas sobre este fenómeno, más fácil puedes ser su abordaje.
Mantén el contacto con tus hijos
Bajo ninguna circunstancia pierdas el contacto con tus hijos, recuerda que es el único escenario que tienes para poder revincularte con él. No les des argumentos que le den un sentido al chantaje. A pesar del intento de bloqueo, ante todo y, sobre todo, debes buscar la manera de llegar a tus hijos. Es muy necesario que sigas en contacto con ellos. Y si no consigues verlos porque estos ya están en una fase que rechazan cualquier contacto, te aconsejamos que grabes audios, videos, que se los envíes a sus teléfonos, a sus familiares, amigos, o si es necesario que los cuelgues en internet (Facebook, Instagram, Youtube) nunca se sabe de qué forma, pero seguro que de una manera u otra llegará a él/ella.
No muerdas el anzuelo del chantaje emocional
Tratar de no trasladar a los hijos ideas erróneas sobre el otro progenitor o sobre la nueva situación familiar; evitar realizar juicios negativos o culpabilizar al otro progenitor, ya que podemos convertir en aquello que queremos combatir. Comienza adoptar un rol pacificador con tus hijos, intentando escucharlos, no juzgarlos y ver que su comportamiento es una consecuencia no es la causa. Por ejemplo, ante expresiones que aluden a que eres un mal padre o mala madre, y todas las malas acciones que has hecho en el pasado contra él y el progenitor alienador, no rebatas nada, escúchale y solo cuando haya terminado de explicarte todo eso, le dices que lamentas que haya sufrido tanto y que deseas que todo eso quede atrás (Coca, 2021). Es mejor mostrarse abierto a escuchar su dolor y ser empático con su sufrimiento (que es real, así lo está viviendo o tiene esa memoria falsa insertada que le provoca una emoción real) y transmitirle el deseo de que todo pase.
Ante comentarios del tipo “ No sabes qué decir porque sabes que llevo razón” , ten en cuenta que aunque parezca que es una invitación al diálogo, no es más que una necesidad de afirmar lo que cree y siente, todo lo que digas o hagas será usado en tu contra, por lo tanto puedes responder de forma tranquila “ Te permito que pienses eso de mí porque lo único importante para mí es que hoy estemos juntos”.
Desjudicializa a tus hijos
No impliques a tus hijos en los procesos jurídicos. No se les debe “Hacer elegir” o someterlos a presión encubiertas para hacer que se posicionen. Evita dar información sobre el litigio llevado a cabo tras la separación, ya que no lo sabrán manejar. Elimina creencias acerca de que tus hijos tienen derecho a saber o que ellos tienen derecho a decidir. Las decisiones sobre los hijos menores la toman los adultos. Los hijos son escuchados teniendo en cuenta su edad, pero ellos no deciden (Bolaños,2000).
Evita responsabilizar a tus hijos de tus propios sentimientos
Tenemos que evitar la situación de doble vínculo, ejemplo, si decimos “Tienes que ver a mamá/papá” y la acompañamos de “Me cuesta tanto que te vayas, me quedo triste y preocupado/a si te vas”, exponemos a nuestros hijos a sentir que haga lo que haga estará mal , si no va con un progenitor, siente que falta al otro, pero si va, el otro progenitor se quedará triste y preocupado.
Recuerda que la prioridad es mantener y reparar el vínculo
El objetivo principal, no debe ser nunca que el menor alienado se dé cuenta que está siendo engañado, ni mucho menos que tengan una opinión buena de ti, sino que lo prioritario es salvar vuestro vínculo, por tanto, trasmite y refuerza lo positivo e importante que es para ti los momentos que pasáis juntos, hazle partícipes de las decisiones respecto a las actividades que haréis juntos. Aprovecha esos momentos para recordar conjuntamente los buenos momentos y fomenta vivencias afectivas significativas que habéis compartido juntos.
Muéstrate amable, sensible, paciente y comprensivo
Recuerda que lo que le está ocurriendo es un producto de una campaña maliciosa, evita juzgarte o dudar de tu capacidad para ejercer como padre o madre, intenta no personalizar lo ocurrido y mucho menos adoptar una postura victimista frente a la situación, ya que nos hará más vulnerable al daño.
Si ves que tu hijo habla y se expresa igual que el progenitor alienador, cuando te echa en cara lo mal padre/madre que eres, evita cualquier confrontación o contraargumentación y mucho menos le recuerdes que actúa como el progenitor alienador, trata de adoptar una postura asertiva y comprensiva, por ejemplo:“ Creo que te equivocas pero respeto tu opinión, solo espero que algún día llegues a perdonarme y que ese día no tarde en llegar”.
Si deseas mejorar tu comunicación empática con tus hijos, puedes visitar nuestro Blog, donde hablamos sobre la educación desde el cariño, pinchando aquí: https://www.centroemociones.es/blog/disciplina-positiva-educando-con-firmeza-y-cari%C3%B1o/.
Cautela cuando se hable del tema de la separación
Trata de dar una explicación de lo que ocurrió en la separación es un momento complicado, sobre todo si ya hay indicios de manipulación. Evita hablarlo si te encuentras ante una discusión abierta ni desde una convivencia tensa, intenta reservar un momento y una hora donde podáis abordarlo desde la calma. Cuando llegue ese momento, pídele que haga preguntas concretas, no le expliques “ La historia de la separación”, limítate a sus dudas, y contesta solo a lo que quieras, reserva información que consideres muy personal y no realices acusaciones del otro progenitor. Puedes abordarlo de la siguiente manera:
“Yo no necesito hablar de todo eso, para mí quedó en el pasado. Si para ti es importante y lo necesitas, te ayudaré hasta donde puedas. Pero no quiero pelearme ni discutir contigo. ¿Estás seguro de que quieres que hablemos de ello? Si esta conversación va a servir para tener una pelea, entonces yo no la quiero tener. Prefiero que pienses lo que quieras de mí antes que discutir contigo o hacerte sentir mal o que pienses que es eso lo que yo pretendo”. Si te pide información personal puedes contestar: “ Esto es muy personal, por mi parte queda entre tu madre/padre y yo, no veo en qué puede beneficiarte saberlo, te pido que respetes mi decisión de no responderte”.
Por último, no tengas miedo de pedir ayuda psicológica, no dudes en solicitar ayuda especializada si consideras que tus hijos puedan estar siendo víctimas del SAP, recuerda que, si bien es recomendable la implicación del menor y del otro progenitor durante el tratamiento psicológico, no es necesario, ya que se puede realizar la intervención focalizando el trabajo en la revinculación con tu hijo/a, sin la colaboración de todas las partes.
Referencias Bibliográficas:
Aguilar, J. (2013). SAP: Síndrome de Alienación Parental. Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro (5ª ed.). Almuzara.
Bolaños, I. (2000). Estudio descriptivo del Síndrome de Alienación parental. Diseño y aplicación de un programa piloto de mediación familiar. Tesis doctoral no publicada. Universitat Autònoma de Barcelona.
Coca, A. (2021). Hijos Alienados como actuar cuando tu hijo ha sido alienado. Manual de supervivencia para el día a día. Almuzara.
Bibliografía de Interés:
Aguilar, J. (2006). Con mamá y con papá. Almuzara.
Baker, A.J. (2017). Hijos del SAP, reparar el vínculo roto. Almuzara.
Calvo, M. (2021). Paternidad Robada. Almuzara.
Enlaces de Interés:
Asociación Nacional de Afectados del Síndrome de Alienación Parental (ANASAP). https://www.anasap.org/
Estudio, investigación e intervención de los conflictos familiares y la violencia filioparental (FILIO).
Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-parental (SEVIFIP).