Autoexigencia
La autoexigencia, cuando es equilibrada, nos impulsa a crecer y a alcanzar nuestras metas. Sin embargo, cuando es excesiva, se convierte en una fuente de agotamiento emocional y estrés.
El reto de hoy te invita a reflexionar sobre cómo manejas tus expectativas y a trabajar en una relación más saludable contigo mismo.
La autoexigencia se convierte en una espiral de deberías y como consecuencia:
Nos sobrecargamos de responsabilidades.
Pensamos que nunca es suficiente.
Nunca estamos satisfechos.
Nos bloqueamos y aumenta la ansiedad
No somos capaces de reconocer lo que sí hacemos bien o hemos conseguido.
Nos cuesta disfrutar de la vida porque siempre hay cosas que hacer.
Para combatir la autoexigencia, te proponemos el siguiente ejercicio.
A partir de hoy, nos haremos la siguiente pregunta:
¿Tienes que, necesitas o quieres?
De esos “tengo que” ¿Cuáles son realmente prioridades que no pueden esperar?
De esos que has seleccionado, ¿Cuáles necesitas hacer realmente porque de lo contrario interfieren en tu vida?
Y por último, ¿Cuál quieres hacer?
Probablemente, esto te ayude a priorizar y minimizar la importancia que le concedes a muchos de esos “debería” cuando no todo está siempre al mismo nivel de importancia, exigencia, control y nivel de ejecución a conseguir en la tarea.
Claves para afrontar la autoexigencia excesiva:
Selecciona lo importante:
Aprende a priorizar lo esencial y a soltar aquello que no es indispensable. Querer abarcar todo puede llevarte a un colapso emocional.
Acepta el error como parte del proceso:
El miedo a equivocarte puede hacerte trabajar de manera obsesiva, pero los errores son oportunidades de aprendizaje, no fracasos.
Dedica tiempo al ocio y al descanso:
Incorporar momentos de pausa en tu rutina no es un lujo, sino una necesidad. Descansar te ayuda a ser más creativo y productivo.
Concéntrate en el proceso, no solo en el resultado:
Disfrutar del camino en lugar de obsesionarte con el objetivo final disminuye el estrés y mejora tu experiencia en cada tarea.
Cambia tus pensamientos autoexigentes:
Identifica frases como “debería hacerlo perfecto” o “no tengo tiempo para descansar” y cámbialas por “hago lo mejor que puedo” o “mi bienestar también es importante”.
Beneficios de gestionar la autoexigencia:
Reducción de la ansiedad: Liberarte de expectativas poco realistas disminuye la presión interna.
Mayor equilibrio emocional: Al establecer límites contigo mismo, encuentras un balance entre esfuerzo y descanso.
Más disfrute de la vida: Aprendes a valorar los pequeños logros y a vivir el presente sin la carga constante de los “debería”.
Mejor salud física: La disminución del estrés evita problemas como insomnio, dolores musculares y fatiga crónica.
Ponte en acción:
Haz una lista de tus tareas pendientes y clasifícalas como “tengo que”, “necesito” o “quiero”. Usa esta clasificación para priorizar lo esencial y soltar lo que no es urgente.