Escuchamos mucho la palabra autoestima pero, ¿sabemos realmente qué es, si tengo una baja autoestima y cómo puedo trabajar en ello para mejorarla? Vamos a intentar ayudarte a resolver estas dudas. Primera debemos empezar preguntándonos...

¿Qué es la autoestima?

Existen diversas definiciones de autoestima. Según Nathaniel Branden, autor del libro “Los seis pilares de la autoestima”, “la autoestima es la predisposición a experimentarse como competente para afrontar los desafíos de la vida y como merecedor de la felicidad”.

Desarrollar por tanto una autoestima saludable nos hará alcanzar una estabilidad emocional que nos acompañará en todos los ámbitos de nuestra vida.

La autoestima es algo tan importante en nuestras vidas que es considerada como una necesidad básica. Tanto es así, que Abraham Maslow, psicólogo creador de la famosa pirámide de las necesidades humanas, incluyó en su teoría un peldaño entero de la pirámide para las “Necesidades de autoestima”, es decir, respeto del individuo por sí mismo, autovaloración, confianza, competencia, logros, independencia, reconocimiento, etc.

Según Nathaniel Branden “lo que determina el nivel de la autoestima es lo que la persona hace”. De hecho, la autoestima no depende del entorno donde vives, ni de la posición social, ni de tus talentos, ni del reconocimiento de los demás, sino de uno mismo.

Además, tener una autoestima alta está íntimamente relacionado con la capacidad de disfrutar de la vida y encontrar fuentes de satisfacción en nuestra existencia. De hecho, diversos estudios relacionan una alta autoestima con mayor nivel de satisfacción con la vida (Ruiz-González, P. et al., 2018).

Para saber si tenemos problemas de autoestima podemos evaluar si nos sentimos identificados con determinadas características que presentan las personas con baja autoestima. Entre ellas, podemos destacar las siguientes:

• Manifiesta un deseo excesivo por agradar o complacer a los demás. Suele poner por delante las necesidades de los demás a las suyas propias, mostrando dificultades a decir que no por miedo a desagradar.
• Exhibe un nivel de autocrítica elevado. Se muestra muy autoexigente, generando un continuo estado de insatisfacción consigo misma.
• Es hipersensible a la crítica. En general, tolera poco las críticas y además, esto se puede manifestar en ambas direcciones. O bien echa la culpa de sus fracasos a los demás o a la situación (factores externos), o bien se castiga y se culpa en exceso (atribución interna).
• Tiene un miedo excesivo a equivocarse o fallar, por lo que también es muy indeciso.
• Manifiesta un sentimiento de culpabilidad constante, siendo incapaz de perdonarse y olvidarse de ellos.
• Es muy perfeccionista, tiene un alto nivel de autoexigencia que le lleva a sentimientos negativos constantes cuando las cosas no salen como quiere. Generalmente es imposible tener ese nivel de perfección, y eso es evaluado como una catástrofe.
• Tendencia a evaluar las cosas de manera negativa (la vida, el futuro y, especialmente, a sí misma).
• Se muestra a la defensiva e irritable, ya que todo lo percibe como amenazante o como un ataque debido al carácter crítico que sigue consigo misma. Todo le disgusta o nada le satisface.

Es por ello que, si te has sentido identificado en la mayor parte de las características que hemos descrito anteriormente, conviene que te pongas manos a la obra para intentar cambiarlo.

Podemos realizar una serie de prácticas para fomentar nuestra autoestima. Para ello, podemos focalizarnos en fomentar los seis pilares que menciona Branden:

1. La práctica de vivir conscientemente. Es decir, respetar la realidad siendo consciente de los que ocurre tanto en mi interior como en el exterior y no negarla. Vive en el presente, en el aquí y en el ahora.
2. La práctica de aceptarse a sí mismo. Para ello, primero tenemos que conocernos y posteriormente, aceptar nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
3. La práctica de asumir la responsabilidad de uno mismo. Esto implica comprender y aceptar que somos los únicos responsables de nuestra conducta, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos.
4. La práctica de la autoafirmación. Significa que debemos tratarnos con dignidad y por tanto, expresar nuestros deseos y necesidades. Implica defender nuestras convicciones, valores y sentimientos y para ello es importante comunicarnos asertivamente. No debemos olvidar que la asertividad está muy relacionada con la autoestima. Es por ello que, practicar esta habilidad nos ayudará también a sentirnos mejor con nosotros mismos. En este enlace puede acceder a tus derechos asertivos y diversas técnicas para aplicarlos.
5. La práctica de vivir con propósito. Definir metas alcanzables y llevar a cabo acciones que me ayuden a conseguirlas hará que tomemos el control de nuestra vida y no le dejemos el control a factores externos. Esas metas o propósitos nos ayudan a vivir una vida con significado. Si además, conseguimos lo que nos proponemos, nos sentiremos más capaces y fomentará la autorrealización.
6. La práctica de la integridad personal. Esto es, comportarnos acorde con lo que queremos y lo que somos, siendo congruentes con nuestros ideales y valores de vida. Es decir, incorporar en nuestra rutina acciones que estén acordes con nuestros principios, ser congruentes con lo que pensamos, decimos y hacemos y respetar nuestra palabra. Si hago esto, recibirá la aprobación de mí mismo y me agradará la clase de persona que soy.

Bibliografía

Branden, N. (1994). Los seis pilares de la autoestima.