Trastorno de pánico
Actualmente la demanda en las consultas de psicología se ha incrementado exponencialmente, siendo los trastornos de ansiedad los que más se han elevado, y entre ellos, el trastorno de pánico.
Sabemos que la ansiedad es una emoción normal que aparece como consecuencia de una situación en la que nos sentimos amenazados. Sin embargo, ¿qué pasa cuando sentimos un pánico terrible en una situación en la que aparentemente no ocurre nada?
Efectivamente algunas personas tienen una sensación de pánico incontrolable, que aparece de manera repentina y sin necesidad de que esté pasando nada.
Las personas con trastorno de pánico tienen ataques de pánico repentinos y muy intensos que pueden ocurrir en cualquier momento y les preocupa la posibilidad de volver a tener otro.
Entre los síntomas que se pueden experimentar están los siguientes: taquicardia, palpitaciones o sacudidas del corazón, sudoración, temblores, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión en el pecho o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, desrealización o despersonalización, miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir, parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y escalofríos o sofocaciones.
Para que se está dando un ataque de pánico, basta con que se den 4 o más de los síntomas mencionados anteriormente.
Normalmente, estos síntomas físicos suelen ir acompañados de una sensación de terror y miedo desmesurado que hace a la persona querer huir y escapar de la situación dónde se produzca el ataque de pánico. También, genera un miedo intenso a que se repitan, por lo que la persona acaba evitando situaciones, lugares o actividades que le recuerden a los ataques. Por ejemplo, algunas personas dejan de hacer ejercicio físico porque las sensaciones le recuerdan al ataque (sudor, taquicardia, falta de aire, etc.), otras personas evitan los centros comerciales o las aglomeraciones porque se agobian y creen que no van a poder escapar de esa situación si les empieza a dar el ataque. Otras personas, dejan de viajar o evitan ir a sitios que se alejen de su “zona segura”, de su casa, de su entorno o, incluso, de su hospital de referencia, por miedo a que les ocurra esto y no puedan llegar a tiempo al hospital.
En definitiva, es una sensación que genera mucha angustia y que acaba cambiando y dominando tu vida por completo. De repente, comienzas a cambiar tus hábitos de conducta (dejas de hacer actividades con esfuerzo físico, dejas de salir a sitios concurridos, dejas de planear viajes, dejas de quedar con amigos por miedo a que ocurra y tengas que dar explicaciones de lo que te pasa, te da miedo que te ocurra en el trabajo y montes un espectáculo delante de todos, etc.), cambian tus pensamientos (ahora gran parte de tu día se centra en pensar en lo que puede pasarte, puedo tener un infarto, me voy a desmayar, me voy a ahogar, me estoy volviendo loca, voy a perder el control, voy a hacer el ridículo, voy a dar un espectáculo delante de todos, tengo que salir de aquí, no puedo irme muy lejos, no puedo quedarme solo, etc.) y cambian por completo tus emociones (todo ello hace que la mayor parte del día me sienta nervioso, inquieto, tenso, irritable, ansioso, malhumorado, preocupado, etc.).
Si crees que alguna vez te ha ocurrido algo así y no existe ninguna explicación médica para que se estén dando estos síntomas, es muy probable que estés experimentando un ataque de pánico.
Normalmente, cuando tenemos estos ataques empezamos buscando la causa médica, y a muchas personas les cuesta reconocer que lo que está pasando puede tener una causa psicológica, por lo que, antes de llegar a consulta, han pasado por muchos profesionales médicos y muchas pruebas diagnósticas diferentes. Esto, hace que se alargue en el tiempo. Es muy importante acudir cuando antes a consulta para empezar a trabajar con un especialista.
En centro de psicología emociones podemos ayudarte con esto a través de programas de tratamiento eficaces para el trastorno de pánico.