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Los estilos de apego y cómo influyen en nuestras relaciones de pareja en la vida adulta

La investigaciones realizadas sobre el apego nos indican que, el estilo de apego que desarrollamos durante nuestra infancia influye significativamente en nuestro autoconcepto y en la forma que tendremos de relacionarnos socialmente y con la pareja.


Para entender un poco más sobre esto, primero vamos a explicar qué es el apego.

El apego consiste en el vínculo afectivo que se establece de manera natural entre las personas y que proporciona un intercambio de placer, cuidado, seguridad y confort. Según las investigaciones de John Bowlby, las primeras experiencias que se dan en la infancia tienen un papel muy importante en el comportamiento posterior. Por tanto, los estilos de apego de cada persona se establecen en función a la forma en la que el niño se relaciona con su cuidador.

Para conocer esto, se realizaron una serie de pruebas de observación a través de un método estandarizado, en el que se evaluaba la interacción entre madre-hijo en una situación extraña.

Gracias a estas investigaciones, podemos distinguir cuatro tipos de apego:

  1. Apego seguro
  2. Apego ansioso o ambivalente
  3. Apego evitativo
  4. Apego desorganizado

Es por ello que, las experiencias interpersonales que acontecen en la infancia tienen un papel muy importante en el tipo de apego que se desarrolla en las relaciones de pareja en la vida adulta. A continuación, pasaremos a explicar en qué consiste cada tipo de apego en la infancia y cuáles son las características que tenderemos a encontrarnos en las relaciones de pareja que establezcan dichas personas en su etapa adulta.

Apego seguro:

Este tipo de apego está basado en la incondicionalidad, es decir, el niño sabe que su cuidador no va a fallarle.

En la infancia, son niños capaces de separarse de los padres, es decir, quedarse con otras personas de confianza y aceptar el consuelo de otros o buscarlo cuando no están sus padres. Se sienten queridos, aceptados y valorados. Manifiestan comportamientos activos e interactúan con confianza con el entorno.

En la situación extraña, los bebés con apego seguro presentaban conductas de exploración activa, se disgustaban ante la separación del cuidador pero cuando éste volvía tenían una respuesta positiva frente a él y se consolaban con facilidad.

No tienen miedo al abandono y no les resulta difícil tener relaciones íntimas con otras personas. Por tanto, en la etapa adulta serán personas independientes que no necesiten a una pareja, pero no quieran prescindir de sus relaciones interpersonales y los vínculos afectivos. Además, tenderán a ser personas con una buena autoestima, que establezcan buenas relaciones con los demás, que busquen apoyo social y disfruten de las relaciones íntimas.

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Apego ambivalente:

Es uno de los tipos de apego inseguro. En el apego ansioso-ambivalente el niño no confía en sus cuidadores y tiene la sensación de inseguridad presente en todo momento.

Se caracteriza por la suspicacia y la desconfianza. Son niños que se estresan cuando los padres se van y que no encuentran el consuelo cuando estos vuelven, incluso llegando a rechazar el contacto con ellos o usar la violencia para alejarlos. Las emociones relacionadas con esto suelen ser el miedo y la angustia ante las separaciones.

En la situación extraña, los bebés con apego ambivalente reaccionaban fuertemente a la separación, presentaban conductas como llorar y aferrarse, mostraban rabia y no se calmaban con facilidad.

De adultos, este tipo de apego provoca una sensación de temor a que la pareja no les quiera o no les desee realmente. Normalmente esperan recibir más intimidad y vinculación con las parejas. Cuando la relación se rompe, supone un desconsuelo terrible. Este tipo de apego es un ejemplo de dependencia emocional en los adultos. (Puedes hacer click en el enlace para saber más sobre la dependencia emocional).

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Apego evitativo:

Los niños con apego evitativo asumen la ausencia de sus referentes principales, pero esto les provoca sufrimiento. Son niños que no buscan el consuelo en los padres y no muestran preferencia por los padres frente a extraños. Ante esa ausencia, los menores desarrollan conductas de autosuficiencia y distanciamiento emocional. Esto, puede confundirse con la seguridad del apego seguro. Sin embargo, diversos estudios muestran que las reacciones fisiológicas asociadas al estrés se mantienen en el tiempo, cosa que no ocurre en los niños con apego seguro.

En la situación extraña, los bebés con apego evitativo presentaban conductas de distanciamiento, no lloraban al separarse del progenitor, solían concentrarse en los juguetes y evitaban el contacto cercano

En los adultos, se manifiesta por problemas de intimidad, poca expresión emocional en las relaciones de pareja o sociales y poca angustia o malestar cuando las relaciones se acaban. Pueden ser adultos propensos a tener relaciones sexuales ocasionales.

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Apego desorganizado:

En la infancia, se caracteriza por una mezcla de comportamientos evitativos y resistentes hacia los padres. A veces, puede mostrarse confundido en presencia de los padres, y otras, puede actuar como el cuidador de sus propios padres.

En la situación extraña, los bebés mostraban conductas desorientadas en presencia del progenitor.

En los adultos, se caracteriza por tener dificultades para tener una visión positiva de los demás, dificultades para formar relaciones y conexiones emocionales significativas con otras personas, y por ello, suelen ser propensos a tener relaciones pasajeras.

Si te interesa saber más sobre el tema o estás interesado en trabajar alguna de las consecuencias que puedes estar sufriendo a día de hoy en tu pareja por tu estilo de apego, no dudes en contactar con nosotros.