LA DEPENDENCIA EMOCIONAL EN PAREJA
El amor debe ser sinónimo de libertad, sin embargo, cuando ese sentimiento se vuelve una necesidad y nos empeñamos en mantener una relación, a pesar de las consecuencias negativas que tiene para nosotros, podemos caer en una relación de Dependencia.
El Amor es un sentimiento complejo y maleable, que en ocasiones puede cambiar de intensidad, y a veces nuestro YO (mis deseos, mis valores, mis capacidades, mis cualidades, mis necesidades, mi individualidad) queda completamente al servicio del amor hacia el OTRO (Pareja), y en algunas ocasiones, ese sentimiento tan profundo puede disfrazarse de Apego (Vinculación mental o afectiva hacia un objeto o persona), sin que nosotros seamos plenamente conscientes, y poco a poco nuestro YO se va desdibujando en nombre del Amor, y comenzamos a ceder en actitudes, comportamientos y a traspasar nuestro valores y límites personales para mantener una conexión afectiva con nuestra pareja; siendo entonces cuando ese vínculo comienza a dañarnos, ya que tenemos que renunciar a nosotros mismos para estar bien con el OTRO; incluso podemos quedarnos atrapados en una relación, ya que si nuestro YO queda diluido en el OTRO, para salvarme, mis pensamientos y mis motivaciones irán dirigidas a mantener ese vínculo, y nos veremos enganchados en una relación tóxica, por miedo a que si desaparece esa relación nuestro YO se irá con ella.
Cuando esto ocurre hablamos de Dependencia Emocional, entendida como ese vínculo mental/ emocional o físico hacia nuestra pareja o ex pareja; quien la padece siente una incapacidad de cortar la relación, acompañada de una necesidad desmesurada e irracional del otro, donde creemos que sino obtenemos ese apoyo o afecto emocional, sentimos que no podremos seguir viviendo plenamente. En este tipo de vínculos, cuando la persona consigue salir de la relación, aparece como en las adicciones, un síndrome de abstinencia emocional, y un deseo intenso de buscar el afecto aun sabiendo que daña nuestra estima y nuestra salud mental.
Como señala el psicólogo Walter Riso, nos encontraremos enganchados a una relación de pareja de forma adictiva cuando:
1- A pesar de los malos tratos (psicológicos o físicos) recibidos aún existe una fuerte necesidad del otro aumenta con el tiempo.
2- La ausencia de la persona o no poder tener contacto con ella, genera un síndrome de abstinencia que no puede suplir ninguna otra droga.
3- Existe un deseo persistente de dejar la relación, pero los intentos son infructuosos y poco contundentes.
4- Se invierte una gran cantidad de tiempo y esfuerzo para poder estar con esa persona, a cualquier precio y por encima de todo.
5- Existe una reducción y alteración en el área social, laboral y personal debido a la relación.
6- Se continúa manteniendo el vínculo a pesar de tener consciencia de las graves repercusiones psicológicas para nuestra salud.
Cuando nos encontramos atrapados en este tipo de relaciones, podemos experimentar creencias irracionales, como por ejemplo: “ Sin él o ella no soy nada” “ No puedo vivir sin ti” “A pesar de todo el daño que me ha hecho esta persona sigo queriéndola” “Vivo por y para esa persona” “ Le necesito” “ Es la persona más importante que tengo en la vida” “ Esa persona lo es todo para mí”. Todas estas creencias, crean una herida en nuestra autoestima, en nuestra seguridad confianza, nuestra autoimagen, repercutiendo muy negativamente en nuestro autoconcepto. La idea que mueve a las personas atrapadas a este tipo de relaciones, es obtener la cantidad necesaria de seguridad/protección para enfrentar una realidad percibida como demasiado amenazante, el miedo a perder dicha protección y seguridad, les lleva a percibirse a sí mismas como personas más vulnerables, indefensas, desamparadas y solitarias.
Aun cuando la persona que siente cierta dependencia, consigue reestablecer su autonomía, su valía y determinación para dejar la relación sentimental, puede experimentar durante un tiempo un síndrome de abstinencia cuando desaparece esa figura que representa seguridad, protección, admiración, etc.
Durante este síndrome de abstinencia, no veremos cara a cara con nuestras creencias más irracionales, nuestros miedos más profundos y nuestra vulnerabilidad más próxima. Este estado es pasajero, y si trabajamos nuestras fortalezas conseguiremos liberarnos de este estado, y continuar nuestro proceso reconstrucción personal.
Algunos autores como la psicóloga especialista en Dependencia Emocional Silvia Congost, señala que los síntomas propios de este síndrome de abstinencia afectiva son:
- Sufrir episodios de intensa ansiedad
- Sentir que se nos “desgarra” el corazón
- Pensar de manera obsesiva en el otro.
- Odiarnos por haber dejado a esa persona
- Rechazar a todo aquel que nos ayudó o nos recomendó que nos alejáramos de esa relación dañina.
- No comprender porque lo hemos hecho y sentir un fuerte arrepentimiento.
- Recordar todo lo bueno ( si es que lo había, y si no, lo vamos a inventar y magnificar), idealizando la relación y olvidando el resto.
- Sentir unas ganas de llorar desconsoladamente.
- Padecer insomnio ( puede que nos cueste mucho conciliar el sueño o que a medianoche, sin más, nos despertemos)
- Tener una necesidad casi incontrolable de contactar con nuestra ex pareja.
- Conectar exclusivamente con sentimientos negativos, de pena y tristeza, que nos hacen plantearnos sí ha valido la pena la ruptura, si quizás estamos peor ahora que cuando estábamos juntos.
Cuando atravesamos este síndrome, el sufrimiento se hace presente, parece que vamos a morir por tanto dolor emocional. Si cada vez que surge este síndrome lo abordamos (distracción, búsqueda de apoyo social/familiar, manejo de pensamientos negativos, etc.), éste empezará a debilitarse, a ser menos frecuente, y acabará desapareciendo. Si por el contrario, el síndrome nos gana la batalla y acabamos hablando o volviendo con esa persona, se producirá un alivio casi milagroso, y una sensación de seguridad, que transcurrido un tiempo, comenzaremos a preguntarnos por qué ha vuelto con él/ella, mermando nuevamente nuestra autoestima.
Si bien durante el tránsito de la superación de estos vínculos dañinos, generamos la creencia irracional de que lo que viene nos generará más sufrimiento del que padecemos, lo cierto es que no es así, el camino que queda por delante es mucho menos doloroso de lo que ya has vivido. La dependencia emocional es un problema que puede superarse, y si en ocasiones nos vemos completamente superados, deberemos acudir a profesionales que nos ayudarán a conseguirlo.
A continuación os dejamos un breve material que os ayudará a superar ese apego emocional que tanto nos lastima.
Ejercicio para superar el Apego Afectivo
Referencias Bibliográficas:
Congost, S., (2018). Cuando amar es depender: Aprender a superar la dependencia emocional (14º ed.). Barcelona: Planeta.
Riso W., (2008). ¿ Amar o Depender?: Como superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable. Planeta.