Vivir en pareja a veces puede resultar complicado: intereses individuales, historias diferentes que convergen, así como creencias, relaciones, complejos… Y de repente queremos construir un futuro de dos, de manera conjunta. Resulta inevitable que el conflicto, entendido como la diferencia de opinión y/o intereses ante un tema determinado, forme parte de un primer periodo de adaptación a la vida en pareja.

En determinadas ocasiones, las parejas van acumulando pequeños conflictos, que se van enquistando o, como diría Susan David, van “embotellando emociones”, lo que puede provocar en última instancia que la pareja se vaya sintiendo cada vez más violenta en su relación.

Una de las cuestiones que suelo preguntar en terapia es: ¿venimos con la idea de que esto es una última oportunidad? Si la respuesta es afirmativa indico que, en la mayoría de las ocasiones acudir a terapia desde ese contexto, asegura el fracaso de esta, ya que la pareja se suele centrar más en los daños que se han ocasionado que en la mejora individual.

Por este motivo, el primer consejo que doy es que, si lleváis algunas semanas percibiendo que las cosas no están bien, no esperéis que el tiempo arregle o solucione los problemas, lo único que vais a conseguir con ello es procrastinar el problema, y no buscar la solución.

EL CONFLICTO ES NORMAL PERO ¿CÓMO LO GESTIONAMOS?

En la mayoría de las ocasiones, y por la experiencia en terapia, diría que hay dos puntos importantes que debemos de entender.

1.Los conflictos se solucionan UNO por UNO. Me refiero con esto a que no podemos evitar querer hablar, “no se lo voy a decir porque se va a enfadar”, “bueno, la siguiente ocasión será mejor”, “la culpa es mía” …. Y día tras día, con todos estos pensamientos, vamos acumulando enfado, ira y rabia.

Al final se acaba explotando y acabamos recriminando a nuestra pareja “lo mal@ que es por no haberme ayudado, tal día o tal fecha hizo no se qué cosa…” y un sinfín de acusaciones.

Por este motivo, tiendo a decir a la pareja que los problemas y conflictos hay que solucionarlos, uno por uno, y por supuesto, teniendo en cuenta que ambos deben de estar disponibles en ese momento para dialogar.

No podemos utilizar el momento de descanso, o justo antes de salir al trabajo para comenzar estos diálogos, NO. Este tipo de diálogos tienen la importancia suficiente como para dedicarles un tiempo en exclusiva.

2.Debemos evitar la acusación. El ego influye notablemente en los conflictos de pareja “tú me hiciste esto”, “tú eres el culpable de todo lo que ha ocurrido” … Entre muchas otras acusaciones que en algunas ocasiones llevan a la pareja al insulto. ¿Cómo podemos solucionar esto?. La respuesta es bien sencilla:, no hables del “tú acusador”, sino más bien del cómo me siento, del Yo.

Un ejemplo: “Tú eres dañino, no tienes en cuenta las cosa que hago” (Acusación). Lo cambiaríamos por:

“Me siento incomprendido, no sé que está pasando en la relación, pero no me siento cómo antes cuando éramos un equipo para mayoría de cosas".

Aunque expresemos la misma frustración, cambia el diálogo, ¿no lo crees?

PREGÚNTATE: ¿POR QUÉ EVITO EL CONFLICTO?

En ocasiones, si un miembro de la pareja se siente triste o agobiado en la pareja, formulo las siguientes preguntas: ¿No te estás teniendo en cuenta a ti? ¿Por qué no lo comunicas? ¿Qué crees que va mal en tu relación? ¿Evitas el conflicto?

Y aparece una serie de pensamientos en las respuestas tales como:

“Tengo miedo a que me deje”, “tengo miedo dejar de gustarle”: En este caso, tendríamos un miedo al abandono, a la soledad. He aquí un punto clave, ya que se presentan algunos indicativos de dependencia emocional, si es así recomiendo acudir a terapia.

“Es que espero que él/ella lo haga”, “tiene que salir de él/ella que las cosas vayan a mejor”. Expectativas… En ocasiones son muchas las que ponemos en la otra persona, esperamos que lean nuestros deseos, que tengan las mismas necesidades que uno mismo. ERROR. Si tenemos altas expectativas puestas en nuestra pareja, a la larga aparecerá la acusación, la frustración, el enfado…

“Algún día cambiará”, esta creencia también es muy común junto con “poco a poco mejorará”. En este caso suelo utilizar un símil, y es que no conozco a ningún niño que cambie si su padre no habla con ellos. ¿Quiere decir esto que tengo que educar a mi pareja?. ¡¡NO!! Pero no podemos esperar que el tiempo o el futuro cambie a alguien, tenemos que usar el diálogo.

Si aún así se te hace complicado gestionar la vida en pareja, si has sido consciente leyendo este post que tienes miedo al abandono, que te cuesta decir lo que piensas, que tienes altas expectativas… te recomiendo acudir a terapia con un profesional que ayude en ese momento complicado a limar asperezas y gestionar lo que te ocurre.