AUTOCUIDADO EMOCIONAL
Cuidar nuestros estados emocionales no es una tarea sencilla, y mucho menos si no sabemos apreciar la importancia que tienen para nuestras vidas. Comenzar a conocer nuestro mundo emocional es el primer paso para aprender a cuidarlo.
Ciertamente la situación que estamos viviendo en la actualidad nos ha hecho tener más presente que nunca el concepto de salud, resaltando aún más la importancia la salud mental en nuestra vida convirtiéndose en el pilar central que sustenta nuestro bienestar.
Durante estos meses hemos sido invadidos por un sinfín de emociones y sentimientos que han reorganizado nuestra visión del mundo, y hemos tenidos que adaptarnos en cada momento a las demandas y necesidades que han ido surgiendo. Adaptados a la nueva normalidad, ahora nos preguntamos cómo continuar cuidando de nuestra salud física sin sacrificar nuestra salud emocional; es por ello que os traemos información para fomentar el autocuidado emocional para que nuestra salud se mantenga en un sano equilibrio.
Entendemos por autocuidado como aquellas acciones que podemos utilizar de forma individual para obtener un bienestar integral y un equilibrio entre las diferentes dimensiones (familiar, social, espiritual, mental, laboral, física, comportamental y emocional) en relación con nosotros mismos.
Es bastante habitual que nuestra energía y atención se vuelquen en las demandas, necesidades y expectativas de los demás o de las situaciones laborales, sociales o familiares, y haya una tendencia a olvidarnos de nosotros mismos. Esto a veces ocurre porque nosotros solemos quedar en un plano secundario, puesto que todo lo demás se valora como prioritario, incluso urgente. De esta forma lo que es importante para nosotros deja de serlo en función de las demandas y las urgencias externas, quedando nuestros intereses, sentimientos, deseos y pasiones en un terreno yermo.
Sacrificar lo importante ( mis deseos, mis pasiones, mis sentimientos, mis emociones, mis necesidades) en el altar de lo urgente (expectativas de los demás, economía, familia, amigos, trabajo, etc.) tiene como resultado la desconexión individual, ya que nos volvemos ciego hacia nosotros mismos, nos anestesiamos y no sentimos, y esa relación de cuidado principal que debemos tener resulta ser la más tóxica. Sin embargo, las emociones terminan manifestándose a través del cuerpo o en situaciones anímicas complejas, como ansiedad, depresión y/o manifestaciones psicosomáticas (enfermedades influenciadas por factores psicológicos) entre otras.
El autocuidado emocional es el escudo para evitar el daño provocado por ese sacrificio, podemos entenderlo como aquellas acciones dirigidas a nosotros mismos con la finalidad de cultivar espacios donde podamos reconocer, sentir, expresar y gestionar nuestras experiencias emocionales y afectivas, SIN ELIMINAR, JUZGAR, NEGAR, ANULAR O RACIONALIZAR dichas expresiones, con el fin de utilizar su información para darle un sentido más pleno a nuestra vida.
Para poder desarrollar un adecuado autocuidado emocional debemos:
- Observarnos a nosotros mismos, reconocer que somos seres con una interioridad, y en continuo cambio. Detenernos y reflexionar sobre el impacto emocional que tienen algunas situaciones que vivimos. Darnos cuenta de cómo estamos viviendo y sintiendo nuestro día a día, de cómo algunas de nuestras actividades puede tener un efecto negativo en nuestro bienestar.
- Identifica tus emociones, trata de observar tus emociones y sentimientos, y trata de buscarle un nombre para definirlas. Trata de identificar las causas de tu afecto, y reconoce el impacto emocional que tuvo en tu persona.
- Permítete Sentir, este es el elemento central del autocuidado emocional, ya que cuando reconocemos una emoción y la experimentamos de forma negativa o desagradable, tratamos de eliminarla, de pasar el menor tiempo posible dentro de ella; sin embargo todo intento de lucha dirigido a esa emoción, hará que vuelva a aparecer de forma más intensa e inesperada. Por ello dale lugar, permítete expresarla, que tu cuerpo la sienta y la experimente, sin juzgarla, ni hacer nada para reducir esa experiencia.
- Determina tus necesidades. Una vez hayamos identificado, y tras habernos permitido sentir nuestras emociones, será más fácil reconectar con nuestras necesidades, ya los sentimientos y las emociones actúan como facilitadores motivacionales para darle mayor importancia a nuestras necesidades. Identifica aquellas que potencien tu bienestar, y permítete darle prioridad frente aquellas demandas impuestas.
- Adquiere compromisos sobre tus estados emocionales. Mientras más tiempo inviertas en atender tu espacio personal, más fácil será reconectar con tus prioridades, tus pasiones, y tus necesidades; si estamos convencidos de la importancia que tiene para nosotros el autocuidado emocional, más fácil será adquirir compromisos encaminados a mantener sus efectos. Realiza pequeños cambios que permitan cubrir aquello que has descubierto que sientes o necesitas. Y recuerda que tus convicciones determinan tus compromisos.
- Desarrollar una actitud asertiva para poder defender nuestros intereses, motivaciones, y sentimientos ante la negativa y la falta de reconocimiento de los demás. Ser fieles a nosotros mismos, no es ser egoísta, sino más bien un reflejo de amor propio, donde los únicos responsables de velar por nuestro bienestar somos nosotros.
Practicar el autocuidado emocional generará un balance en las distintas áreas de nuestras vidas, permitiéndonos experimentar un mayor equilibrio personal donde podamos desarrollar nuestras capacidades y recursos para satisfacer nuestras necesidades de forma prioritaria. Lo que no se expresa no existe, así que comienza a darle lugar a tus emociones, reconócelas, permítete sentirlas y comienza a tomar decisiones encaminadas a reconectar con tu estado interno, y prueba a darle el valor y la importancia que tienen para así comenzar el camino de tu propio bienestar.